¿Sabíais que Dalt Vila es la única fortaleza renacentista europea que se conserva en su totalidad junto con la de La Valetta en Malta?

Todo empezó cuando los fenicios se asentaron es este punto de la bahía de Ibiza en el s.VI aC; los musulmanes también, construyendo además un recinto amurallado para defenderse de los ataques cristianos; en el S.XII la nobleza catalana conquistó Ibiza, concretamente el día 8 de agosto (desde entonces San Ciriaco es el patrón de la ciudad) además, las tropas cristianas cumplieron la promesa de construir un templo dedicado a la “advocación mariana” (que es una alusión mística relativa a apariciones, dones o atributos de la Virgen María) más próxima al día de la conquista, que era el día 5 se agosto, el día de la Virgen de las Nieves y así fue como se construyó la catedral que corona Dalt Vila. Pero el recinto tal como lo conocemos ahora, no se construyó hasta el S.XVI por orden de Felipe II para proteger Ibiza de los ataques de los piratas y también para preservar la producción de sal de nuestras salinas, elemento básico para conservar los alimentos en una época en la que los viajes en barco eran cada vez más largos. Así fue como nuestra isla se convirtió en un punto estratégico del Mediterráneo.

Dalt Vila hoy en día tiene algo especial: sus murallas, los paseos de baluarte en baluarte, perderse por sus callejuelas empedradas; llegar hasta la catedral de Nuestra Señora de las Nieves. Todo ello es un viaje para los sentidos, además de un viaje en el tiempo, ya que te trasladas inconscientemente al pasado y durante el paseo por sus calles a veces tienes el impulso de retirarte al creer que oyes los cascos de los caballos en el empedrado.

La historia, la belleza, la conservación de nuestro recinto amurallado, llevó a la UNESCO a declararlo Patrimonio de la Humanidad en 1999 junto a Sa Caleta y las a praderas de Posidonia.

Además del valor histórico y arquitectónico, Dalt Vila genera emoción. Un sentimiento que tenemos todos cuando la avistamos desde el mar o desde el aire, recortándose en un cielo azul, con la silueta de la catedral y las murallas vigilando imponentes y dando la bienvenida a Ibiza. Cuando ves Dalt Vila sabes que has llegado a casa.